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Decidí luchar


Cecilia se levantó de su sillón rodeó la mesa se acercó a mí y me abrazó. Sentí la paz que solo puede transmitir un ser de luz. Unos minutos atrás, después de atravesar el umbral de su consultorio me había dicho: ¿Qué paso, no querías venir?, ¿pensé que no te querías curar?

Soy madre de 5 hermosas hijas. Nunca me detuve a pensar en ¿por qué a mí? ¿por qué me había pasado esto? yo siempre agarré y encaré la enfermedad, siempre digo que la encaré como los caballos me puse las anteojeras y le di para adelante, me dediqué y sólo pensé que me tenía que curar, nada más, lo demás iba a venir después, íbamos a tener tiempo para ver lo demás, mi prioridad en ese momento era estar bien para mis hijas, para mi familia, para mi marido, tenía que lucharla, no me quedaba otra.

Hoy tengo 47 años, cuando Cecilia me dio la noticia: tienes cáncer, tenía 45, el 6 de abril del 2018 comencé con las quimios rojas, que se pudieron dar antes de tiempo gracias la buena disposición y calidad humana de la Oncóloga Jorgelina Orellano. En este momento sí empezó todo un proceso, el cual no fue fácil, no fue fácil porque se cayó el pelo, se cayeron las cejas, me quedé sin pestañas, porque había días en que no me podía ni levantar de la cama. Las quimios eran cada 21 días y cuando ya me estaba recuperando me tocaba la otra, me aferré mucho a terapias alternativas, hice reiki yoga y el Ho'oponopono, en fin, como que me fui llenando de otras cosas más, de la parte espiritual. Me fui cargando de cosas buenas, de buena energía, me rodee de gente que está en mi misma sintonía y nunca me llene de cosas malas, me armé de tres palabras durante mi tratamiento que fueron paciencia, para afrontar todo lo que venía, fortaleza para poder sobrellevarlo de la mejor manera y forjé mucha fe en Dios, en que no me iba abandonar, que yo iba a salir de esto y que iba a estar bien.

La cirugía me la hicieron el 19 de diciembre de 2017 y el día anterior fue la entrega de diplomas de mi hija. Esta fue una semana inolvidable en mi vida. Decidí hacerme la mastectomía radical para evitar cualquier otra cirugía posterior o cualquier otro problema. Mi ángel, la doctora Cecilia hizo impecablemente el vaciamiento ganglionar de la mama izquierda. Estuve cuatro días internada y salí justo para navidad, ese año celebré la navidad con mi familia.

Después de ese abrazo contenedor, tan lleno de amor, de paz y tranquilidad, la doctora Cecilia Castillo me dijo "tranquila, vas a estar bien, te vas a curar". A ella la había visto dos veces en mi vida y fue la persona que me dijo que tenía cáncer de mama. Hoy doy gracias a Dios por poner a esa persona en mi camino, siempre diré que es un ángel. La doctora Cecilia Castillo es una extraordinaria mastóloga. ginecóloga, patóloga mamaria y médica cirujana, es considerada una eminencia en su campo, en la Provincia de San Luis, Argentina.

Ese día nunca lo voy a olvidar, pero no para mal, siempre digo: no fue maldito cáncer o maldita enfermedad sino "bendito cáncer, qué viniste a enseñarme algo en mi vida".

Creo que nosotros, por lo general, valoramos la salud cuando estamos a punto de perderla, cuando llegamos al fondo de nosotros mismos y no sabemos que es lo que nos puede pasar. Yo siempre he dicho que la enfermedad es un 30% y el otro 70% es la cabeza y que depende de nosotros como lo tomemos y como lo manejemos. En mi caso yo decidí luchar.

 
 
 

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